El proyecto de esta vivienda unifamiliar se sitúa en la zona de Son Vida, en Mallorca. Se trata de una zona residencial muy cercana al centro y caracterizada su tranquilidad y rodeada de varios campos de golf.

La vivienda ocupa 450m2 en un solar de 2000m2 y queda dividida en dos plantas. Lo inusual en su arquitectura respecto a los proyectos de la zona es que las habitaciones quedan en la planta inferior, mientras que las zonas comunes en la superior. De esta forma, la zona de la piscina queda más elevada y gana mucho en cuanto a las vistas.

El diseño del interior destaca por el estudio máximo de cada detalle y por los elementos realizados a medida para esta vivienda.

El acceso al interior se encuentra en la planta inferior y destaca por su gran cantidad de luz natural y un espacio a doble altura. A lo largo del pasillo, inundado por esta luz natural, se encuentra las cuatro habitaciones. La habitación principal queda al fondo.

Todo el pavimento del interior de la casa es piedra de travertino ligeramente apomazada. Tan solo en las habitaciones el pavimento cambia a madera de roble natural.

La habitación principal tiene una forma alargada y el acceso se encuentra en el medio de esta. Al entrar, mediante una puerta pivotante en roble de grandes dimensiones, se encuentra la zona del vestidor y a cada uno de sus lados el baño y la zona del dormitorio.

El diseño del baño posee un jardín interior iluminado por luz natural, y el gran espejo sobre el lavabo agranda la sensación de espacio y multiplica la luz natural de este jardín interior. Tras los vidrios satinados está la ducha y la cabina del inodoro.

La escalera para subir a la planta superior está realizada mediante una estructura de metal y revestida en madera y una barandilla lateral en chapa de hierro de un centímetro. La parte inferior está también revestida en madera de roble al igual que la pared lateral a dos alturas.

La planta superior destaca por su apertura al exterior de once metros. Los ventanales de aluminio se ocultan dentro de los volúmenes alistonados de iroko.

La escalera desembarca en la zona central y a un lado se encuentra la cocina abierta y el comedor, mientras que al otro lado se encuentra la zona del salón. Los dos muebles que contienen la escalera se han realizado a medida y sirven de contenedores y a su vez de barandilla.

La cocina permite estar cocinando con vistas hacia la piscina. La isla central contiene el fregadero y la vitrocerámica. Estos elementos quedan ocultos mediante un parapeto en travertino que le da un aspecto escultórico a la cocina. De nuevo, un interiorismo uniforme aplicado a cada elemento de la casa.

En el lateral de la cocina se encuentra la lavandería, la despensa y el aseo. Todo tras un panelado en roble que aligera el aspecto y da uniformidad. Donde quiebra este panelado, el suelo y el techo son en roble.

Ya en el exterior, el pavimento de travertino cambia a tarima de madera justo donde acaba el alero de la casa. Tras esta tarima en madera se encuentra la piscina al mismo nivel y revestida en un mosaico verde oscuro.

La piscina tiene una zona de poca profundidad para dar mayor longitud a esta y resulta muy útil para los más pequeños. De esta forma el espejo de agua crece cuatro metros de largo y hace un total de catorce metros.

La terraza de la piscina resulta muy grande por los metros que tiene la casa. Eso se debe al haber ubicado las habitaciones en la planta de abajo.

La sensación de continuidad del espacio interior y exterior una vez quedan abiertos los once metros de ventanales es maravillosa. Hoy en día, es un requisito indispensable en este tipo de viviendas.

En definitiva, arquitectura y diseño de interior van de la mano y crean una atmósfera ideal para la vida cotidiana de una familia.