La reforma de las suites del Hotel Son Julia se caracteriza por la iniciativa de la propiedad de realizar cuatro suites bajo unas bóvedas antiguas ya existentes y olvidadas.

Cada una de las habitaciones dispone de unos cincuenta metros cuadrados. Los pilares de las bóvedas marcaron claramente la posición de cada una de las cuatro habitaciones.

Los lavabos quedan en contacto con la habitación para dar así una mayor sensación de espacio. Los inodoros y las duchas quedan ocultos mediante unos vidrios satinados a toda altura. En cada habitación hay dos bóvedas por lo que una de las se destina a la zona baño y por ello se hizo un falso techo de pladur, mientras que en la zona del dormitorio la bóveda queda a la vista.

La propiedad buscaba un concepto que transmitiese una sensación de tranquilidad y lujo a sus clientes por lo que se eligieron materiales con unos tonos neutros mediante materiales como la piedra, la madera y el microcemento.