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La idea principal es la de unir la estética mas recargada y tradicional de la típica tasca con las líneas más asépticas y frías de las cocinas industriales. Para ello son vitales la madera y el acero inoxidable.

En la zona de la barra crece un conjunto de estantes en madera hacia el techo y hacia el lateral que se rellenan de objetos decorativos, botellas, copas y latas de conservas de una forma recargada. Este conjunto parece quedar atrapado por un envoltorio de acero inoxidable. El acero cortado a medida contiene a su vez las cajas para los focos orientables y unas pantallas en movimiento que recuerdan a las de los mercados. Tanto la madera como el acero se pliegan desde las paredes a los techos como si de una piel o un envoltorio se tratase para dar más fuerza al concepto. Las líneas de los estantes y los cortes de las chapas de acero coinciden para dar continuidad al pequeño local.

La iluminación utilizada es diferente en las dos zonas. En la zona más tradicional donde predomina la madera, utilizamos unos apliques de hierro hechos a medida con una bombilla tipo edison. Estos apliques se reparten en las cajas de madera tanto de paredes como de techos. La atmósfera que crean es cálida y relajada. La iluminación en la zona donde se utiliza el acero es totalmente diferente. Se utilizan los focos orientables mucho más fríos y técnicos. Estos quedan integrados en unas cajas negras dentro de los techos.

La barra es el elemento más importante de una tasca. En este caso se realiza en el típico mármol de macael tan utilizado en las tascas del país. El volumen de piedra queda justo de frente al entrar en el local y mantiene así su protagonismo.